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jueves, 3 de octubre de 2013

cuento



LES ÉLUS


Es gracioso como terminan las cosas, pensar que un día llegaron a tener tanto poder pero nadie sabe la realidad  de como sucedió todo; todos creen que detrás esto estaban los españoles pero no es así...esta historia se remonta en mi país de origen Francia, cuando la revolución francesa culmino y tomo el poder Napoleón Bonaparte quien con su sed de poder y conquista decidió crear una elite secreta de asesinos  llamada ‘’Les Élus’’ (los elegidos) en la cual estaba yo Jacques Dómine, él nos utilizaba para eliminar las ‘’amenazas’’ que ponían en peligro su imperio. Un día llego a nuestros oídos la noticia de que Napoleón estaba a punto de invadir España, supe en ese que debía viajar a ese lugar a realizar  mi trabajo con Les Élus.

Tres días después de la noticia no preparamos para ir rumbo a España. Los que fuimos a las misión solo éramos cinco los cuales teníamos como objetivo principal asesinar los más sigilosamente  posible a los comandantes de las distintas tropas españolas con el fin de desarticularlas y dejar un vacío en el poder, esto causaría vulnerabilidad de las tropas enemigas donde el ejército francés aprovecharía esta debilidad para así acabar con el imperio español el cual estaba viviendo una crisis. Procedimos a cumplir nuestras diferentes misiones y por consiguiente Napoleón logro su objetivo, capturo al  rey  Fernando VII y subió al poder a su hermano José Bonaparte así dejando a España en aprietos. Napoleón era un tipo inteligente el sabia las grandes riquezas que tenían las tierras de América, las cuales  en su mayoría pertenecían al debilitado imperio español, entonces decidió apoderarse de estas y quiso empezar por la Nueva Granda.

Zarpamos una semana después del ataque hacia esta desconocida tierra donde arribamos en la ciudad de Santa Marta pero nuestro destino principal era llegar a la provincia de Santa Fe en donde se encontraba el virrey y allí perpetrar nuestro plan de conquista; este plan consistía en crear discordia entre el pueblo criollo y el imperio español para que estos se encargaran de sacar a los españoles y así el glorioso imperio francés entrara a dominar esta tierra pero para lograr esta discordia teníamos que infiltrarnos entre los criollos e incitarlos a una revuelta.

Me puse en tarea de buscar a las personas más influyentes de esta provincia que estuvieran en contra del reino español. Después de hacer varias investigaciones di con el señor Joaquín Camacho quien era un periodista, abogado y profesor y una de las personas más importantes de Santa Fe; me hice su amigo y posteriormente gane su confianza. Un día caminábamos por las calles de Santa Fe y me comento sobre un plan que tenían los españoles de detener a los criollos destacados que tenían iniciativas de independencia, esta fue mi oportunidad para planear la revolución contra España; decidí decirle a Joaquín Camacho que reuniera a los demás caballeros que tenían su mismo ideal para así crear un plan contra el virrey. Nos reunimos en el observatorio astronómico de Bogotá, que en ese entonces era la oficina principal de Francisco de José Caldas.

Esa noche en aquella reunión les propuse el plan, el cual consistía en que el primer ataque tendría que venir de los españoles para que sus seguidores no los apoyaran y la gente se levantara en un grito de revolución. Entonces le pedí a Joaquín que visitara la casa del virrey para pedirle el permiso de la realización de una junta, yo sabía que el virrey   se iba a oponer lo cual usaríamos como conveniencia para mostrar que los españoles no estaban de acuerdo con una independencia del pueblo americano. Mientras tanto, Luis de Rubio y Antonio Morales irían a la casa de José González Llorente con la excusa de pedirle en préstamo de un jarrón de flores, algo que, conociendo la reputación de Llorente, sabíamos que él se negaría, provocando con ello el levantamiento popular.

Era el 20 de Julio todo transcurría con normalidad como en cualquier día de mercado; Joaquín se disponía a realizar lo acordado como era previsto fue a la tienda de José Llorente a pedirle el jarrón para la decorar la mesa de los  Comisarios regios Antonio Villavicencio y Carlos Montúfar los cuales venían de Quito; como se habló en la reunión Llorente se negó rotundamente a prestar el florero y es aquí cuando armamos una tremenda gresca, en medio del fervor Francisco José De Caldas llamo a un cabildo abierto el cual ánimo la sed de revolución que tenía el pueblo  por consiguiente dio paso a la huida del virrey y al grito de independencia del pueblo americano.

Han pasado nueve años de lo sucedido en aquella plaza de mercado, hoy me encuentro acá en este puente lleno de campesinos dispuestos a dar su vida por un poco de libertad y por zafarse del yugo español.es una contienda dispareja pero ¡YO! que ahora soy conocido como el libertador llegaremos a la victoria.



Verónica Ortiz Fernández.

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